El pasado año recibí una cordial invitación de la revista BIG SUR series (Hojas de Hierba), por parte de su editor Antonio López Cañestro, para escribir un artículo sobre el recordado cantaor Luis el de la Pica. Aquí está el tenor del texto que voy a compartir con toda la familia de caminantes en sucesivos capítulos. (La foto es del amigo Curro del Realejo / Extampas Flamencas)
Aunque era inevitable, no deseaba reiterar demasiado en los tópicos asociados a la figura de Luis Cortés Barca, que así se llamaba el recordado cantaor sin el apodo de origen materno. Tampoco pretendí huir de ellos; simplemente dejarme llevar y que la memoria acompasada hiciera el resto. Este primer capítulo es como un prólogo para ir perfilando a la persona y el cantaor, tan unidos en su expresión que es imposible desligar el uno del otro. Está escrito con todo el cariño, el respeto y la admiración. Espero que os guste:
Capítulo primero.- Luis de la Pica o la vida soñada a través del cante
Con frecuencia escuchamos la palabra ‘bohemia’ asociada a determinadas personas como si se tratara de algo más o menos usual. Sin embargo, cuando nos acercamos a la figura del cantaor Luis de la Pica comprobamos que el término adquiere toda la amplitud de su significado.
Entre las muchas acepciones del vocablo encontramos una que quizás sea un buen punto de partida para perfilar la singularidad de nuestro personaje. La palabra está asociada al tipo de vida que se aparta de las convenciones sociales para privilegiar el arte y la cultura sobre las cosas materiales.
Si bien es cierto que la bohemia inunda todo el ser de Luis de la Pica, lo más interesante se postula en comprobar cuál fue el verdadero alcance en su expresión artística. No me atrevería a decir si una es resultado de otra o viceversa. Puede que su conciencia como intérprete lo llevara a apartarse del mundo o bien todo lo contrario; puede que su carácter huidizo hiciera que se emboscara en las sombras.

En mi libro ‘De Jerez y sus cantes’ (Almuzara, 2007) intuí su naturaleza como la de un ser que buscó refugio en la poesía cantada. Es decir, se construyó un mundo paralelo que presidían la búsqueda y la añoranza de lo inalcanzable. ‘Anoche soñé / que era un árbol seco / y me daban agua / maná del cielo’… sentenciaba en alguna de sus tercios. Las mismas que iré regando por el artículo. Luis anhela y persigue otra existencia, la onírica, que encuentra en determinadas letras del cante. Pudiera afirmarse que es el mismo itinerario creativo de otros tantos artistas, sobre todo del orden romántico, pero que él supo alargar como muy pocos al mundo del flamenco y sus infinitas posibilidades expresivas.
Para llegar a esta afirmación conviene recorrer, en perspectiva, algunos jalones que fueron conformando su idiosincrasia. Es el camino idóneo para hacer una inmersión en la esencia de su breve obra, al menos la oficial. Luis de la Pica, como si fuera un Van Gogh, publicó una única grabación discográfica de estudio; mas no fue en solitario sino en obra colectiva. Sorprende, pues, su trascendencia en el flamenco con tan precaria aportación apenas paliada con grabaciones domésticas y algunas apariciones en la televisión local de Jerez o la autonómica.
(Continuará…)
Del artículo ‘Luis de la Pica, bohemia y sueño del cante’ en la Revista Big Sur Series #2 por José María Castaño @caminosdelcante