Cuando se anunció el nuevo programa de RTVE de temática flamenca, en razón a su título, muchas personas nos escribieron afirmando que era demasiado similar al nombre de nuestro espacio. Incluso algunos pensaron que era una copia. (En portada, frame promocional de TVE con Rosalía y Poveda)
Para ir con la verdad, hay que afirmar que no es así. Dirigida por José María Pérez Orozco, Televisión Española en colaboración con la Junta de Andalucía emitió una serie llamada así, Caminos Flamencos, allá por 1988. Por tanto, no hay ninguna discusión al respecto.
Sin embargo, de este cruce de nombres sí surge una cuestión que me parece puede dar pie a un interesante diálogo. Me refiero a si los ‘caminos’ del flamenco y los del cante van o no en la misma dirección. El primero, como arte, inunda los mejores teatros del mundo y ha originado una industria a su alrededor que sigue en imparable expansión. ¿Corre el cante la misma suerte o cada vez sus fuentes son más exiguas?
¿Hay motivos para deslindar el flamenco y el cante? Si echamos un somero vistazo a la nómina de cantaoras y cantaores de hace 30 años para acá en los núcleos flamencos, andaluces o no, es para pensarlo con cierto temor. ¿Se van secando los manantiales de producción del cante, entendido como una expresión íntima del ser humano? Tal vez, los modelos de convivencia que dieron lugar al mismo van siendo devorados por la nueva sociedad. De este modo, el aprendizaje de boca a oído, de corazón a corazón, va dando paso a un aprendizaje mecánico con la consiguiente falta de originalidad en muchos casos. Sin mentar, la pérdida del sabor autóctono de cada lugar.
Pienso que para el cante no siga arrinconado se debería tener más en cuenta a los maestros que nos quedan; hay constancia que muchos de ellos pasan carestías frente a los artistas ‘starlite’, como los ha descrito nuestro amigo Chemi López, y sus desorbitados cachés. Y de paso, ¿sería una utopía fomentar esos espacios de reunión donde el cante, amén de una profesión, se convierte en un ritual de vida flamenca? En Jerez, sin ir más lejos, habrá un bienvenido museo interactivo para nuestro arte mientras, a pocos metros, se caen los barrios flamencos. Con ellos van desapareciendo los escenarios donde se manifiesta el cante de escuela natural que, hoy por hoy, custodian como pequeñas ínsulas nuestras peñas. Los caminos del flamenco y los caminos del cante, y no hablo de los programas, van por sitios muy distintos, es mi impresión.
Por cuanto al actual programa de TVE, dirigido por Poveda y Soleá Morente, habrá tiempo de analizarlo una vez concluya. Mucho me temo, a tenor de cuanto leo, que el asunto terminará como algo político teniendo en cuenta si te pronuncias a favor o en contra del mismo. De momento, ya se ha lanzado una proclama contra los puristas y la cosa irá a más. Ya lo publiqué en su momento, las dos Españas tirándose a la cara el sombrero de ala ancha. Y si no, al tiempo.
José María Castaño @Caminosdelcante