Antes de finalizar el mes, no quiero dejar atrás el cabal gesto que los buenos amigos de San Fernando han tenido para reconocer la figura de Ricardo Pachón, concediéndole el título de Leyenda del Flamenco el pasado 16 de noviembre en la Venta de Vargas. (Mítica foto que Camarón de la Isla firmó para Ricardo Pachón, créditos a quien corresponda)
Entiendo que se usa el término ‘Leyenda’ para referirse directamente al disco de Camarón, que como sabemos es un título prestado del eterno poemario de Federico García Lorca. Porque para asociarlo a una determinada persona ha de pasar un buen lapso de tiempo y así considerarla como legendaria.
De todos modos, y conjeturas aparte, la propuesta de Flamenco de la Isla y la Venta de Vargas ha saldado una antigua deuda de la ciudad de San Fernando con el productor Ricardo Pachón. Una figura clave para comprender la revolución de Camarón de la Isla, así como del flamenco contemporáneo en un importante episodio.
Lo digo porque cuando Ricardo sale a la escena flamenca, de forma notoria en la producción discográfica, no hace sino abrir de par en par las ventanas a un aire fresco para un arte que había tramado un tupido velo de normas y cánones. No seré yo quien juzgue las etapas del flamenco: cada una de ellas responde a una determinada mentalidad y deben ser respetadas.

Coincidiendo con el inicio de la democracia en nuestro país (hablo del siglo pasado), incluso algunos años antes, el nombre de Ricardo Pachón aparece cosido a unas nuevas tendencias musicales que cristalizarán con el tiempo. Amén de productor y arreglista, el sevillano tuvo algo de visionario. Primero, acercando el ascua del flamenco al rock andaluz y viceversa. Ahí está su papel de mediador para que Manuel Molina formara parte de Smash o que Imán Califato Independiente tuviera muy presentes los aires flamencos en su rock progresivo y sinfónico junto a lo hindú y brasileño.

Buena parte de este concepto es el que aparece en el rompedor disco ‘La Leyenda del Tiempo’ (Polygram, 1979) para Camarón de la Isla. No sólo acerca el universo lorquiano a las propuestas del isleño; también lo envuelve de sonidos cercanos al rock andaluz al contar en la producción con Manolo y Rafael Marinelli (teclados y piano, respectivamente); Pepe Roca (guitarra eléctrica) y Manolo Rosa (bajo eléctrico). Todos ellos del grupo Alameda a los que suma algunos músicos inquietos de la época como Raimundo Amador (Pata Negra), Jorge Pardo y Rubem Dantas (que formarán parte del Sexteto de Paco de Lucía), Gualberto al sitar y otros como Tomatito, Tino Duarte, José Antonio Galicia, Manolo Soler o Pepe Ébano. Sin olvidar, su arriesgada apuesta para que Camarón grabara el ‘Volando voy’ de Kiko Veneno y aquella guinda representada por Mario Pacheco (Nuevos Medios) como autor de la foto de portada.

No todo fue color de rosa. Cuentan que los seguidores de José Monge Cruz acudieron en masa a las tiendas para devolver el disco de la Leyenda del Tiempo, siendo hoy día una obra de culto. Sin duda, uno de los efectos colaterales de ser un adelantado a su época como creo que demostró Ricardo Pachón.
Tendría que seguir un hilo demasiado extenso de contribuciones de Ricardo, pero no puedo dejar a un lado su producción de los tres primeros LP´s de Lole y Manuel, un aire que casi 50 años después sigue siendo fresco; su coqueteo con Silvio; su Veneno con Kiko; su filiación con los inconformistas Pata Negra y Tabletom… hasta llegar a figuras fetén del flamenco como La Familia Montoya, Tomatito, Rafael Riqueni, El Polaco, Diego Carrasco, La Macanita, Tomás de Perrate, Potito o incluso Farruquito, por citar algunos.
Aparte de su contribución como productor, dedicaríamos separata a su filmografía y documentales así como a su impresionante archivo sonoro de fiestas privadas y festivales de finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado. Una joya de la que nos regaló unos inéditos de Tío Borrico para un libro en el centenario del nacimiento del cantaor.
En definitiva, un premio otorgado en la Isla que reivindica las aportaciones de Ricardo Pachón, sin las cuales no podríamos entender en su dimensión exacta el devenir del flamenco contemporáneo. Desde Los Caminos del Cante felicitamos a todos quienes lo hicieron posible y cómo no a la figura del homenajeado.
José María Castaño @Caminosdelcante