SE CELEBRARON EN LA FIESTAS DE OTOÑO DE 2002.- Uno de los grandes hitos en nuestra trayectoria fue la organización de un ciclo que reunió a buena parte de las familias cantaoras de la ciudad. Una cita que captó un momento muy relevante del flamenco jerezano en el mismo inicio del siglo XXI. (En portada una recreación de un diario de aquella época con foto de Miguel Ángel González / Diario de Jerez)
Hay quienes, dos décadas después, insisten en que aquellas dos semanas en el mes de septiembre de 2002 lo fueron para la historia. Claro que yo no puedo valorar esta afirmación porque ejercí de organizador. Sin embargo se vivieron momentos únicos en cada noche y todas en su conjunto fue un hermoso mosaico de cómo en Jerez se ha entendido también el cante de generación en generación, como si fuera un sistema de criaderas.
La historia comienza cuando recibo una llamada del Ayuntamiento de Jerez allá por el mes de enero. Para mi sorpresa me dicen que ese año de 2002 se iba a celebrar algo muy grande en la ciudad ya que coincidían las Fiestas de Otoño con el Mundial Ecuestre. Aún no sé muy bien el origen de aquella propuesta, pues mi bagaje apenas si contaba con algunas temporadas en la radio local.

Tras darle muchas vueltas al asunto y ciertamente muy responsabilizado por la tarea me incliné por patentizar de algún modo la profunda relación que desde siempre habían tenido Jerez y algunas de sus familias cantaoras de cierta tradición histórica. Ese perfume especial que la gitanería de la ciudad habían dado al cante, el baile y el toque; siempre dicho sin desmerecer a los grandes artistas jerezanos no gitanos, por supuesto.

La propuesta se aprobó y allá por el mes de febrero de 2002 me puse manos al reto de reunir a un buen número de familias cantaoras de Jerez y ponerlas de acuerdo. No estaban todas; sí las más significativas. El empeño no fue nada fácil pero prefiero no entrar en detalles sobre ello, nobleza obliga.
Sí recuerdo que hubo más de un canto de sirena en voz de algún diablillo que me aconsejó cuando le dije dónde quería llegar: “¡Mira Castaño, ni Jerez te va agradecer nunca nada y hagas lo que hagas te van a criticar de cualquier modo. Así que tú trinca, pones ahí unos cuadritos de gente joven así de parientes y santas pascuas. Además puedes decir que estás apoyando la cantera que vas a quedar bien y andando!”…
Tenía en mis manos 12 millones de las antiguas pesetas, cerca de 75.000 euros, de hace 15 años… pero yo desoí la tentación y decidí dar 6.000 por cada familia a cambio de un justo sueldo mensual hasta que llegara el evento.
Tras muchos meses de arduas negociaciones, a principios de septiembre de 2002, allí estaban convocadas todas las familias cantaoras que entendimos podían representar el idilio con Jerez, su tierra de promisión.

Y, con la sola ayuda en sonido y atrezo de Juan Luis Fajardo – que se acordará de cuanto digo – fueron desfilando las familias con sus manera distinta de decir el cante. Eso sí todas las familias al completo o casi: Sorderas, Malenas, Rubichis, Méndez, Zarzanas, Moneos, Agujetas, Carpios, Zambos, Terremotos, Parrillas, Vargas… y algunos otros artistas que se incluyeron entre ellas.
Hoy es triste comprobar como faltan muchos participantes como Moraíto, La Chati, Parrilla de Jerez, Ana Parrilla, Rubichi, Agujetas, El Garbanzo, Fernandito Terremoto, Manuel Moneo, El Mono… así a primera vista. De todos modos fue una experiencia única que creó una expectación en Jerez inaudita; durante esas semanas se habló en Jerez más de cante que de fútbol por las esquinas con una plaza de la Asunción a reventar todas las noches.Quizás sea este el próximo proyecto de Los Caminos del Cante: un audio libro con crónica sonora de cuanto allí aconteció.
Ignoro ahora si aquello fue algo que realmente no trascendió tanto como se dice o que fue tan excepcional y bueno que ya nunca más volví a organizar nada de flamenco en mi ciudad. Lecciones que da la vida. Aunque queda ese logro íntimo de haber unido para siempre con luz y taquígrafo ese eterno romance de Jerez y sus sagas familiares portadoras de la jondura de un pueblo.
José María Castaño @Caminosdelcante