El próximo viernes, 1 de abril, se va a celebrar en Sevilla un homenaje a la figura del cantaor Antonio Núñez Montoya ‘Chocolate’. Es por ello, que queremos sumarnos al mismo recordando esta entrada en la que analizamos un cante suyo por siguiriyas con Juan Habichuela. (En portada, detalle del cartel anunciador)
Aquí tenéis el cartel con la convocatoria del homenaje que forma parte de ‘Zona Flamenca, viaje a las memorias flamencas de la periferia’. Tendrá lugar el 1 de abril, a las 20.00 horas, en la plaza Río de Janeiro del Polígono Norte de Sevilla con un magnífico elenco de artistas formado por Luis el Zambo, Felipa la del Moreno, Agujetas chico e Iván Carpio (al cante); José Gálvez (al toque) y Chicharito y Manuel Tarote (a las plamas). La entrada es libre.

Contenido de nuestra sección #catando vídeos en el que disfrutamos y analizamos los cantes por siguiriyas de ‘Chocolate’ con Juan Carmona ‘Habichuela’:
Antonio Núñez Montoya “Chocolate” fue un cantaor recio y solemne cuyo repertorio siempre caminó por las sendas del cante de más jondura. Antonio tenía una serie de características que lo hacían un intérprete muy valioso: conocimiento y vivencia. Además tenía un rajo cantaor dotado con una mueca de dolor que injertaba en todos los tercios con un barniz sombrío. Pese a seguir a grandes maestros aportaba siempre un prurito de su personalidad sin conceder grandes concesiones a la galería.
Todo ello lo podemos comprobar en el siguiente vídeo de los archivos históricos de RTVE que encontramos en YouTube gracias de nuevo al usuario Roberto Bermejo. Aparte del valor que ya tiene en sí el cante del jerezano – sevillano está la inmensa guitarra de acompañamiento del maestro Juan Habichuela.
¡Dentro vídeo!:
En la siguiriya hay cuatro cuerpos con diferentes variantes. En el vídeo original aparecen como “siguiriyas de Manuel Torre” aunque no estamos en todo de acuerdo.
Antonio Núñez se inicia tras el ayeo preceptivo con dos “ayes” más cortos y secos. Parecido a los que se le hace a El Marruro. Tras escuchar detenidamente y varias veces la primera de las siguiriyas llego a la conclusión que hay mucho aporte personal. Una cuestión que me ratificó el maestro Alfredo Benítez por cómo Chocolate liga y cruza con mucha naturalidad los estilos atribuidos a Francisco La Perla con cierto regusto a El Marruro en las caídas (con esos ay ay tan característicos del último) . Lo hace con la letra “Clavel de la aurora / flor (sol?) del amor mío”. Es un gusto escuchar cómo juega el maestro con todas esa herencia para hacerla suya de alguna manera.
En la segunda siguiriya “Si algún día te llamara” para nuestro entender se abraza al estilo de Joaquín Lacherna (tío materno de Manuel Torre). Si bien en la variación que legó de este estilo Antonio Mairena y (¿antes?) El Viejo Agujetas. Un detalle es que registra la misma letra y similares giros que el maestro de Los Alcores.
Me gustaba mucho cuando Antonio se refería a los “cantes de fuelle” en las ocasiones que tuve la suerte de conversar con él. Se refería a aquellos en los que hay sacar hasta la última gota de aire de los pulmones. La dicción es categórica y está realizada con una vocalización extraordinaria. Con la siguiente letra “Y el corazón duro como una piedra” nos regala una poderosa, pero matizada versión, que la historia adeuda al jerezano “Loco Mateo” con esas subidas tonales de enorme dificultad. Aunque hay alguna concesión a Juan Talega. Chocolate lo borda con esos ribetes de dolor en una siguiriya que por cierto se ha dejado de hacer en la actualidad. ¿Tal vez por su dificultad?
Para rematar el maestro acude a las fuentes de una de sus grandes devociones cantaoras: Tomás Pavón. Es la siguiriya “Y Dios mandó el remedio” que el hermano de La Niña grabó tras su famoso “Reniego”. La tradición oral adeuda la primera al trianero Frasco El Colorao aunque todos coinciden que Tomás la elevó a los olimpos de la jondura . Tanto que ha quedado su imponente versión fijada en la historia como la más seguida. Chocolate se acerca mucho a las maneras de Tomás Pavón, incluso utilizando esas vocales “sostenidas” y con cierto alargamiento de las mismas (se perciben claramente en las “o” de finalización en las palabras “Diooooos” “mandooooó” “remediooooooo” “coooooompañera”)…
Todo esto hace muy grande el cante de Chocolate. Cante de ley de uno de los últimos maestros que nos conectaba con las antiguas escuelas interpretativas de un alto valor en la cimentación del cante. Tampoco nos cansamos de apreciar la justeza y flamencura en el toque de Juan Habichuela, excepcional maestro en el acompañamiento. De esas guitarras que, como se suele decir coloquialmente, “hacen cantar mejor”.
Antonio Núñez Chocolate siempre tendrá un hueco en el corazón de los aficionados al cante grande por merecimientos propios. Una fuente a la que siempre acudir en busca de la verdad de este arte.
José María Castaño @Caminosdelcante
Hasta el momento Chocolate ha sido (al menos para mi) el último referente del mejor cante gitano. Claro está, respetando a otros Maestros gitanos o no a los que he admirado.
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