Manuel Agujetas, que la ausencia causa olvido

Recuerdo, hace justo cinco años, una situación extraña donde las haya. Manuel de los Santos Pastor “Agujetas”, tras su fallecimiento el día de Navidad, recibía el responso en San Francisco. Dentro de la iglesia, y en su homenaje, se hizo sonar una saeta suya mientras en la calle sonaban villancicos por los altavoces. Más señalado no pudo ser el día. (La foto es por gentileza de Jean Louis Duzert)

Al margen de la anécdota, todos sabíamos que con Manuel Agujetas se enterraba uno de los últimos grandes siguiriyeros de Jerez de todos los tiempos. Heredero de la escuela natural del cante, en su misteriosa voz se encerraba una forma de interpretar tan inaudita como rotunda. Mas por su padre, el Viejo Agujetas, conectaba directamente con la negrura del quejío de Manuel Torre, llevando ese legado a una cotas de intensidad sin igual. Los cantes cortos y llenos de rebeldía, de continua protesta ante la vida, lo elevaban a ser un cantaor único lleno de emociones vivenciales.

Tras escucharlo, su expresión jonda era astringente, como un papel secante. Te dejaba como vacío y una sensación de estar en un desértico paisaje lunar. Con Manuel Agujetas, hace cinco años, se nos iba un oráculo que mostraba el cante de Jerez con todas sus llagas.

El incomprensible silencio sobre su figura cinco años después

Me sigue resultando inconcebible que Jerez no haya tenido un mínimo gesto en su honor y en su memoria, a excepción de una conferencia que se le dedicó en la peña flamenca Los Cernícalos. Tan solo. Este desdén sobre su figura lo margina claramente con otros coetáneos suyos a los que se le han dedicado homenajes, Fiestas de la Bulería e incluso calles y bustos. Esa reunión prevista en el pasado mes de noviembre con miembros de su familia (aunque no llegara a celebrarse) se le podía haber dedicado. Ni eso. Cuando en otras ciudades le han dedicado honores, este silencio tan prolongado e injusto nos hace cuestionar en qué manos está el flamenco de Jerez.

Comentario aparte, en su memoria rescatamos este análisis de una de sus siguiriyas acompañado por Parrilla de Jerez; un estudio en el que nos ayudó el maestro Alfredo Benítez quien admiraba profundamente las poses interpretativas de este auténtico monstruo del cante.

José María Castaño @Caminosdelcante


De la sección catando vídeos: Manuel de los Santos Pastor “Agujetas”, una voz nacida para el dolor

Para nuestro estudio volvemos de nuevo a los archivos de RTVE de los años 70/80. A Manuel Agujetas le acompaña Parrilla de Jerez, como en nuestro anterior capítulo hiciera con Terremoto. Siempre se ha dicho, y no falta razón, que al “sonido Agujetas” le vino muy bien el toque de Parrilla. En la actualidad sigue ocurriendo igual con Dolores Agujetas y Manuel Parrilla, por ejemplo, dignos legatarios de sus respectivas sagas artísticas.

De inicio sorprende en su salida ese ayeo con cierto juego entre el sonido gutural y el sonido nasal (que tanto nos recuerda al “llanto humano”, en palabras del maestro Alfredo Benítez). Estamos en la salida y el cantaor ya se está buscando cómo dolerse en esos dos “ays” secos, cortos y sin adornos.

La primera letra del cante “Mal fin tenga mi sueño” nos llevaría, bajo su impronta personal, al estilo de preparación atribuido a Paco La Luz, directo y lleno matices en una continua búsqueda de sonidos atávicos. Luce especialmente (por ejemplo en “que se haaaaaa llevao”) la vocal “a” muy abierta, agresiva, rotunda. La “a” que llamamos del león, si nos permitís el símil.

En la segunda letra “Me doblaron mis penas” parece acudir al mismo esquema inicial del cante atribuido al gran Paco La Luz. Si bien se aprecia algún matiz diferente del anterior que es de sumo interés. Si atendemos el tercio es más recortado y lo ejecuta más hablado para llevarnos al cante de Tío José de Paula (heredero del anterior). Pero es solo el principio del verso porque para culminar la siguiriya vuelve de nuevo a Paco la Luz. Es un efecto de hacer más largo o corto el verso para ir a la memoria de uno u otro intérprete.

El macho o valiente del final “Ahora sí que te llamo” es una auténtica muestra de la tragedia llevada al cante. Es un cierre con aire de Los Puertos (donde Manuel tenía familia directa) que – sabe Dios – la historia atribuye al antiguo siguiriyero jerezano Juan Junquera.

En concreto aquella variante que se le adeuda con la letra “Yo le pío a las estrellas / las del alto cielo”. Una primitiva forma en cierto modo emparentada con la de El Planeta. Está llevada al límite y por eso produce ese efecto que nos deja como transidos. Cante crudo, poderoso, y directo al tuétano de las emociones. Fijaros cuando rompe la voz como aflora de nuevo ese sonido nasal de llanto y se tiene que retorcer para sacar el aire.

José María Castaño @Caminosdelcante

Publicado por Los Caminos del Cante

Programa de radio y web del mismo nombre que se emite desde Jerez de la Frontera

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