No estoy refiriéndome a la 28 edición de la cita internacional que acaba de presentarse en los Museos de la Atalaya, sino a la siguiente -la de 2025- que se celebraría ya en vísperas de sus 30 años de existencia. Entiendo que, llegado este momento, la muestra se enfrenta a un gran reto del que va a depender su continuidad a corto plazo. (En la foto, el BNE por Esteban Abión)
Me consta que la muestra de 2024, la vigente ya en calendario, se ha dejado bien cerrada. El equipo que hasta ahora ha llevado las riendas del Festival de Jerez lo ha elevado en pocos años al olimpo de la citas internacionales con el flamenco. No conviene olvidar que la extraordinaria labor de Isamay Benavente como directora de la muestra ha sido una feliz continuidad de la idea original, aquella gestada por Paco López. En la medida que sus bases tengan una mínima variación al respecto, el Festival puede verse seriamente afectado si se opta por un modelo localista.
Para la celebración del Festival de Jerez de 2025 habrá un nuevo equipo de dirección que esperemos sepa ver que es un evento que mira hacia el mundo, lo contrario sería una apuesta al fracaso
Hablo del concepto en su conjunto y no de detalles en la programación artística. La responsabilidad es muy alta para el nuevo equipo que tome las riendas del Festival. Isamay Benavente se marcha al Teatro de la Zarzuela de Madrid dejando un gran legado y un equipo muy engrasado. Se ha de tener muy en cuenta una premisa en todo esto: la cita es un festival internacional y no local que se celebra en Jerez. Su proyección por tanto debe ser allende de nuestras fronteras y no mirar hacia dentro de las mismas; son muchas las voces que piden el protagonismo de artisteo de jerezano , a veces los políticos se dejan seducir por contentar al amplio colectivo. Como digo en ciertas ocasiones, ya supera a la población activa.
Consulta aquí toda la programación de la XXVIII edición del Festival de Jerez, correspondiente al 2024 y que se celebrará del 23 de febrero al 9 de marzo, que ha sido presentada hoy en los Museos de la Atalaya:
Dicho de otro modo, el valor esencial del Festival es la atracción del público internacional, especialmente representado por los cursillistas venidos de todo el planeta. Jerez es solo el privilegiado escenario donde se desarrolla. Para ello debe contarse con un programa que lideren las más grandes figuras del género, no necesariamente las locales, aunque tengan su cuota de participación que no es nada corta. Hay dos detalles que deben tenerse en cuenta en este extremo: hoy Jerez, que quiere vivir de las rentas de lo que fue, no tiene tanto donde escoger a un cierto nivel. Y en caso de un giro a lo estrictamente local, el teatro puede que no llegue a un cuarto de entrada por función. Si no fuera por los visitantes…
Esta creo que es la encrucijada a la que se enfrenta el Festival de Jerez en la que sería su 29ª edición, allá por un aparente lejano 2025, pero que debe ya comenzar a cimentarse. Hay mucho en juego, porque a no dudar, el Festival de Jerez es lo mejor que tiene la ciudad en cuanto a su naturaleza cultural. Esa ‘torre de Babel’ con lunares que habla el mismo lenguaje gracias al flamenco. Habrá que dar un voto de confianza a los nuevos gestores para que manejen con criterio este bien tan preciado.
José María Castaño @Caminosdelcante

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