Se cumplen 27 años del adiós de nuestra artista más universal, Lola Flores. Un día en el que se anuncian también el inicio de las obras de su ‘centro cultural’ del que todos dicen, al parecer, no será más que una sala de actuaciones regentada por la familia y socios allegados que se situarían por delante de todo un histórico barrio.
Entiendo que llevando el museo de Lola Flores al barrio de San Mateo es una presunta traición cultural a su barrio de origen; allí donde ella en vida quiso que se le levantara. Si San Mateo ya va a tener el Museo de Andalucía será más sensato repartir por la ciudad estos grandes recursos culturales y turísticos. Es un claro ejemplo de centralización o dicho de otro modo, vestir un santo para dejar desnudos y abandonados otros dos. San Miguel y Santiago merecen por historia algún gesto revitalizador de esta envergadura. Entre otra razones porque han dado tanto arte a la nómina universal del arte que ahora la ciudad debiera corresponderle minímamente. Pero me temo que no será así y lo que llama más poderosamente la atención es el absoluto silencio del barrio de San Miguel hacia esta histórica afrenta. No me extrañaría ante esta abnegación que un día la escultura de Lola presidiera, ya de paso, la plaza Belén…
Así que en tan señalado día vamos a recordar aquel artículo que jugaba con aquella frase de Lola Flores y que he actualizado un poco:
‘Si me queréis dejarme en la Plazuela’
La personalidad de Lola Flores fue tan arrolladora que aún sigue levantando torbellinos de todos los colores. El último por la ubicación de su futuro museo en Jerez, ciudad que la viera nacer. Más de 2.000 firmas llevaban sus vecinos para que quede cercano a su primigenia calle Sol. Hoy día, en el barrio reina un absoluto silencio al respecto.
La ubicación del museo de Lola Flores debiera determinarse, en todo caso, por razones culturales e históricas con independencia del oportunismo de los partidos que ya otean las urnas. Por desgracia todo se politiza hoy a un ritmo alarmante.
Aterrizando en el asunto meramente cultural habría que preguntarse si realmente Lola Flores es una figura adecuada para avencindarse en el Museo Flamenco de Andalucía. Que la Faraona tenía aptitudes “cercanas” al mundo jondo nadie lo pone en duda. Cualquier giro, gesto o mirada transmitía a raudales. Mas si nos atenemos a su legado artístico me temo que su perfil – tan inclasificable a veces – ¿no se sitúa más bien en los márgenes de la folclórica aflamencada? Es una pregunta y no una afirmación si contrastamos su repertorio frente al los de La Paquera, Fernanda de Utrera o La Perla de Cádiz, por citar algunas.
En cuestiones políticas es mejor abstenerse no vaya a ser que la sombra de la Memoria Histórica interprete algunos pasajes cincuenta años después con los peligros que siempre conlleva este tipo de revisiones. Es por ello que insisto en el terreno meramente cultural.

El Museo de Lola Flores para nuestra opinión debiera estar en su Plazuela natal, allá donde su monumento. Las calles Empedrada, Cerro Fuerte, Sol o Cruz Vieja poseen la luz que ella viera por primera vez en un entorno que huele a tanto a Flores como a Lola. No debemos olvidar, por otra parte, que hoy día esa parte de la collación de San Miguel necesita y mucho de un proyecto de estas características para su relanzamiento. Por lástima no solo hay una zona cero en Jerez y tal vez el eje Santiago – San Mateo – San Miguel se potenciaría con un importante trasiego de visitantes. Así se regarían a todas las áreas afectadas y no a una sola. Para ello también habría que conservar algunas casas cargadas de historia – empezando por la de Lola – antes que la piqueta las borre para siempre y se nos acuse de terrorismo patrimonial.
Es solo una opinión ajena a voluntades políticas de uno y otro lado que ya solo ven en el museo de Lola Flores un arma arrojadiza y el puñado de votos de unos vecinos que reclaman – o reclamaban- lo que es suyo por derecho propio.
¡Pena, penita, pena!…
José María Castaño @Caminosdelcante