A José Ignacio Primo, quien se fue para escuchar más cerca a Isabelita de Jerez

Sería por el año 2010, aproximadamente, cuando me llamó un profesor de Zamora que estaba de paso por Jerez. Su intención era ir a mi programa de radio para dar a conocer un opúsculo, de su autoría, sobre la muerte de cantaora Isabelita de Jerez, allá en su tierra. (Foto de Flamenco en Red: José Ignacio Primo cuando lo invitamos a las Jornadas de Estudio del Cante UCA – Jerez dedicadas a la finada artista)

Como es lógico me interesó el asunto porque siempre consideré – y lo sigo haciendo – que Isabel Ramos Moreno (Jerez, 1895 – Zamora, 1942) era una ilustre olvidada en su patria chica pese a las grandes cualidades que atesoraba. Ahí está una diáfana discografía para dar buena crédito de cuanto asevero.

José Ignacio Primo Martínez, toda una vida de profesor de Lengua y Literatura, era de esas personas que transparentaban su bondad a primera vista. No hacía falta mucho más. Acompañado de su señora y otra pareja, recorrimos juntos unos caminos del cante que nos llevaron por la misma senda que hizo aquella vez Isabelita, lástima que para no volver. Desde las orillas de la Plazuela de Jerez a la catedral románica de Zamora; pues en una pequeña posada aledaña vio la cantaora sus últimas luces.

De modo accidental allí quedaron sepultados los recuerdos de quien compartió carteles con los más grandes intérpretes de su época. Allí, en una fonda se apagaba el eco de una de las más notables cantaoras jerezanas de todos los tiempos. Allí, se truncaron los sueños de una artista brillante que el destino quiso despedir tan lejos de su tierra. Contaba con tan solo 46 años de edad cuando le sorprendió el frío óbito sin que nadie acudiera a su sepelio.

Muchos años después, y fruto de una ardua investigación, José Ignacio Primo se interesó por aquella jerezana de bello rostro olvidada de todos y por todos que, entonces, iba cantándole a Pastora Imperio. De no ser por el celo de nuestro amigo, sus restos se hubieran depositado en una fosa común en tierras zamoranas. José Ignacio, que ante todo era un hombre de paz y de justicia, comprometido y veraz, comprendió que aquello no podía ser un final acorde para la figura de Isabelita de Jerez.

Isabelita de Jerez, cuyos restos reposan con dignidad en Zamora gracias a José Ignacio Primo

El profesor luchó en distintos ámbitos administrativos, a veces con muchas trabas, hasta que pudo salvar sus restos de la anónima cripta para adecentar un lugar en el camposanto zamorano y así la artista pudiera reposar eternamente con un mínimo de dignidad. Un gesto por el que Jerez siempre estará en deuda con José Ignacio Primo.

Más tarde, nos acompañó en las Jornadas de Estudio del Cante de la UCA en Jerez dedicadas a Isabelita donde nos dio muestras de su saber de gran aficionado e investigador. También de su integridad y lealtad como persona; un talante que trasladó a su militancia política socialista con una amplitud de miras hacia la tolerancia y la concordia inusual. Esa que se echa hoy en falta en estos mediocres políticos que nos dirigen, tan faltos de preparación como de condición.

Algunos años después, el maestro Alfredo Benítez y yo cursamos visita a Zamora en un homenaje a Isabelita. Gracias a nuestro amigo Antonio Regalado del Foro Flamenco de Zamora, realizamos un programa en la biblioteca municipal de la capital castellana en el que participó José Ignacio Primo. Junto a Paco Camas y Luis Pérez, en representación del Ayuntamiento de Jerez, en vida pudimos darle las gracias de todo corazón al viejo profesor por rescatar del olvido a nuestra paisana.

En Zamora con nuestro amigo Jos´`e Ignacio Primo

Él, en sus continuos gestos de bondad, sugirió que los restos de Isabelita podría repatriarse a Jerez. Pero tanto Alfredo como yo le indicamos que su tumba estaría mejor en Zamora. Allí alguien le prestaría el cuido que Jerez, su ciudad de origen, le negaría como suele hacer en su habitual papel de madrastra con sus hijos más señalados. José Ignacio nos guiñó con cierta complicidad sabedor que en Zamora siempre tendrá un reconocimiento y algunas flores frescas -y no secas- llegado en momento.

Hace unas semanas, me enteré que el emérito profesor dijo adiós para siempre, quien sabe si para escuchar a Isabelita más de cerca. Aquí, y doy fe con este escrito, José Ignacio Primo nos dejó el impagable recuerdo de las personas comprometidas hasta las últimas consecuencias con nuestra cultura. Y de paso su halo de nobleza e integridad.

Jerez debe a José Ignacio un reconocimiento mayúsculo que dudo se produzca. Pero queda claro que siempre que veamos esas fotos de Isabelita de Jerez o la escuchemos en sus discos tendremos en cuenta que un ángel de su guarda – Primo – muchos años después de su muerte la salvó del ostracismo más cruel.

¡Hasta siempre José Ignacio!

José María Castaño @Caminosdelcante

Publicado por Los Caminos del Cante

Programa de radio y web del mismo nombre que se emite desde Jerez de la Frontera

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