Por aquello que el genio de Algeciras falleciera en Cancún (México) se origina cada año un lío de fechas. Siguiendo a la mayoría de publicaciones podemos afirmar que hoy, 25 de febrero de 2021, se cumplen 7 años ya del adiós de Francisco Sánchez Gómez. La figura de Paco “de Lucía” crece con los años.
A estas alturas hay poco que añadir a su obra y aportaciones pero hoy nos detenemos en la importancia que aún tiene como el artista flamenco que más ha contribuido en la evolución del género. De ahí el título escogido, que juega con aquel emblemático “Entre dos aguas”. Paco de Lucía encarna como muy pocos al creador; tanto que se habla en la actualidad de revolucionarios y transgresores de escasa credibilidad.
Lo primero porque -se insiste siempre en el papel de su padre Antonio al modo de un Leopold Mozart- el conocimiento incipiente de las bases y el oficio de la música que le tocó vivir fue sobresaliente. Y no hablo solo de la guitarra, sustentada en el magisterio de Niño Ricardo y una técnica impresionante; también del cante que es el elemento vertebrador de todo el flamenco. Su doble faceta de solista y acompañante así lo atestiguan.
Para muchos fue cómodo quedarse en tal estado de gracia pero Paco de Lucía quiso siempre ir más allá. A él le debemos varias vueltas de tuerca en la evolución de la música flamenca sin perder un ápice de su esencia. Como la exploración de cromatismos trasegando tonalidades de la Andalucía oriental al modo andaluz; su aprendizaje desde el diálogo y admiración con otras músicas desde la latinoamericana o el jazz pasando por lo clásico y la copla andaluza; o la integración de formaciones e instrumentaciones diferentes.
Debemos todo un universo a Paco de Lucía y es justo recordarlo hoy con toda la veneración que merece el maestro en el séptimo aniversario de su adiós. El genio de Algeciras, desde la humildad de los grandes y el compromiso con la música que heredó, es la pieza fundamental que enlaza el flamenco del siglo pasado con el presente.
José María Castaño @Caminosdelcante