Al hilo de una reposición de programas sobre la saeta, en esta ocasión dedicado a los intérpretes históricos sevillanos, destacamos un capítulo muy interesante sobre una coda que se solía emplear en la saeta. Siguiendo su hilo, nos podría llevar al mismísimo Tío Luis de la Juliana, al que se tiene como uno de los primeros cantaores de la historia. (En la línea de transmisión de esta toná aparece Don Antonio Chacón, foto del archivo de Carlos Martín Ballester)
Apunte sobre la «toná del Cristo»:
Como digo, preparando aquel programa nos percatamos que tres grandes artistas sevillanos: Tomás Pavón, Manuel Centeno y Manuel Vallejo remataban sus saetas con la conocida «toná del Cristo». Hoy vamos a conocer un poco más de ella aunque su naturaleza está envuelta en una nebulosa que nos obliga a tirar de la tradición oral. Y ya sabemos lo que esto supone en cuanto a la cautela que hay que tener.
Aquí tenéis un enlace al programa La saeta flamenca según Sevilla y sus artistas históricos (La toná del Cristo):
https://go.ivoox.com/rf/34327669
De inicio, sabemos por ella que está toná del tipo «litúrgica» se atribuye a Tío Luis el de la Juliana y se suele cantar con la letra:
¡Oh, pare de almas
y ministro de Cristo,
tronco de nuestra Madre Iglesia Santa
y árbol del Paraíso! (*)
De común están aceptadas algunas referencias por la flamencología. Una de ellas, la del ámbito gitano que nos dice de la existencia de un número de 33 (coincidiendo con le edad de Cristo). Otra, algo más documentada, nos llevaría al padre de Los Machado, Antonio Machado y Álvarez, apodado «Demófilo», quien afirma que su número era algo menor pero por encima de la veintena, allá por 1881.
(*) Por otro lado, es bastante curioso que una toná de las tenidas por antiguas tenga la métrica propia de la siguiriya
Esta toná debieran conocerla Silverio Franconetti (¿razón por la cuál está tan arraigada en estos cantaores sevillanos?) y Don Antonio Chacón, según nos cuenta el investigador José Blas Vega. De ahí que en su famoso libro sobre la vida y cante del considerado «Papa del Flamenco» incluya una separata sobre las tonás que éste debió conocer. En la descripción nos remite a su ensayo titulado «Las Tonás» (Málaga. El Guadalhorce 1967) en el que detalla un número de 34 tonás, la mayor parte ya recopiladas por «Demófilo».
Para no abundar en demasía, Blas Vega afirma que «al parecer» Silverio interpretaba muchas de ellas. Unos conocimientos que desembocaron en Chacón – ¿también en la tradición cantaora sevillana? -, quien debió aprenderla del antiguo cantaor jerezano Manuel Molina.
Don Antonio, siempre siguiendo al recordado librero Blas Vega, debió frecuentar las versiones de Tío Luis de la Juliana que se terminaron por rotular como:
- La toná grande: «Yo no te obligo serrana»
- La toná chica: «No te rebeles Serrana»
- La toná del Cristo: «Oh pare del alma»
Esta última «y con el fin que no se perdiera» la puso Don Antonio Chacón como macho a su saeta, siendo cultivada a partir de entonces por otros cantaores, alguno de ellos citados en nuestro programa de radio. Blas Vega en su libro de Chacón (pág. 222) admite que Paco Percheles la recoge como saeta de un veterano cantaor malagueño llamado Adolfo Carrasco «El Cuchillero» pero de nuevo cita a Manuel Molina como «informante» de Don Antonio. Sin embargo, en Jerez nada ha quedado de esta toná, al menos asociada al canto rezado de la saeta.
Gracias a la admiración y reconstrucción de la obra de Chacón por parte de Enrique Morente tenemos esta versión de la llamada toná del Cristo:

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