Hoy se cumplen 13 años del adiós del cantaor granaíno Enrique Morente Cotelo. Sin duda uno de los intérpretes más decisivos de la etapa contemporánea de nuestro arte cante. Primero como conocedor del repertorio flamenco y, más tarde, como transgresor decisivo para la cadena evolutiva del género jondo. Este es un pequeño homenaje a su memoria.
Sinopsis del contenido:
Con el tiempo, Morente se hizo más generalista y su visión creadora más aguda buscando las curvas del cante. Pero el estudio en profundidad de los 3 primeros LPs (siempre tan significativos en la trayectoria de un intérprete) arroja un alto porcentaje de soleás, siguiriyas, martinetes, cantiñas, tangos, cañas e incluso bulerías por soleá. No es menos cierto que siempre guardó un espacio para malagueñas, cantes de Frasquito Hierbabuena, tarantas, cartageneras y granaínas; cantes a los que sacó un extraordinario partido. Esas tres primeras obras con un Enrique muy canónico, fueron “Cante Flamenco” (1967); “Cantes Flamencos Antiguos” (1969) y “Homenaje a Miguel Hernández” (1971).
Tantos sus biógrafos, así como testimonios directos, nos hablan de esas visitas del entonces joven cantaor a fuentes fidedignas. Las tenía en Madrid como Pepe de la Matrona o Rafael Romero “el Gallina” entre otros; pero no faltó la de Aurelio Sellés en Cádiz, e incluso Parrilla El Viejo en Jerez. Y es que esa querencia a los cantes de la escuela gaditana lo acompañaron siempre. Don Antonio Chacón, aparte.
Aquí el vídeo, una soleá de gaditanas maneras en el palacio nazarí:
Aquí su desglose, cante por cante:
Va aquí una muestra y es la soleá que el maestro granaíno interpreta magistralmente – siempre a su manera y forma – en la película documental “Morente sueña la Alhambra” del cineasta José Sánchez Montes, junto a la guitarra de Tomatito. Una secuencia que nos lleva, bajo su prisma, al Cádiz de Enrique el Mellizo (versión Sernita) en el primero de los cantes y los de Paquirri El Guanté (r) de desarrollo – el nombrado como 2 – y de vuelta al valiente de El Mellizo en esta ocasión para cerrar, con juguetillo (a Diego Alba le gustaba decir «soleariya») dedicado a Camarón incluido.
¡Esta pequeña observación, siempre con todo el respeto y admiración, es nuestra contribución para recordar a Enrique Morente, y con ella para certificar su impagable creatividad desde el conocimiento y el amor a la tradición siempre entre los pliegues de su cante!
José María Castaño @Caminosdelcante

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