Sabíamos, desde hace unos días, que el guitarrista jerezano había comenzado a despedirse de este mundo para abandonarlo en la tarde noche del día de ayer. Desde ese momento, todo el mundo flamenco no ha cesado de enviar mensajes a familias y allegados por la irreparable pérdida. (Foto: Paco Lobato)
Pedro Carrasco Romero contaba en el momento del óbito con 68 años de edad. Nacido en el barrio de Santiago, en 1954, representaba una de las más altas instancias del llamado soniquete de Jerez. Una conjugación del compás y el ritmo que inundaba toda su concepción del toque hasta elevarlo a un espíritu inexplicable. Esa cualidad innata lo llevó a tener un sello propio y ser reclamado por grandes intérpretes para su acompañamiento. Curiosamente, su aire tan especial era muy propicio para cantaores viscerales y de expresión rotunda, tales los casos de Juan Moneo ‘el Torta’ o Capullo de Jerez y, especialmente, el gaditano Juan Villar, entre otros. Aunque no podemos desdeñar algunos registros con Tío Borrico, la familia Montoya con Lole y Manuel o incluso Agujetas, Camarón de la Isla, Lebrijano y Canela de San Roque.

Hijo de Manuel Jero, padre y hermano de una saga artística, deja un legado en el que el compás se eleva a una categoría superior, un valor en sí mismo. Ahí están sus hijos Manuel y Luis, su hermano Antonio y sus sobrino Nono o Juan Manuel como legatarios de esta personal escuela. Hay que reseñar también a su amigo y alumno Juanpe Carabante. Curiosamente, y en otro orden, Periquín fue un adelantado de aquello que se terminó llamando el nuevo flamenco o flamenco fusión cuando formó su Banda con jóvenes del barrio de Santiago.
Coincidimos muchas veces con Pedro y trabajamos juntos en la producción de VORS Jerez al Cante (BBK, 2012) en las que dejó su particular manera de entender a dos fenómenos como Juan Moneo o Capullo, ya reseñados, y una antológica aportación en el fin de fiesta.
Tuvo que ser Cádiz, y no su tierra natal, la que organizara un homenaje para reconocer su arte en vida. Una cita que lamentablemente no le podrán contar, ya que se iba a celebrar el próximo 18 de marzo. Como tantas otras veces, el Jerez que tanto presume de cuna se queda en un ‘moisés’. En fin, nada nuevo en esta tierra, aunque él se sintiera profeta en la misma.
¡Descanse para siempre en paz nuestro amigo Perico, su toque tendrá un lugar destacado en toda una gloriosa generación del arte flamenco y gitano!
José María Castaño @Caminosdelcante