El Festival de Jerez cumple sus bodas de plata y toda la familia del flamenco nos congratulamos por un cumpleaños que además se celebra en tan adversas circunstancias. Un paso adelante que sin duda sirve de estímulo para el mundo del arte en su conjunto. Y todo ello, pese a la incertidumbre de la llegada o no de los visitantes extranjeros sin los cuales la cita no hubiera cumplido ni una década. (Foto: departamento de prensa del Festival de Jerez)
Fue un acierto pleno que el Festival tuviera una proyección internacional; fue y será su gran triunfo. Además, posibilitando actuaciones de insignes artistas y compañías que de otro modo nunca hubieran pasado por Jerez. Queda claro que esta dimensión trasciende del ámbito local y hemos nombrado varias veces que es de lo mejor que tiene la ciudad. Sin embargo, hay algo que se repite en los foros flamencos cada vez que se anuncia el programa: determinados artistas jerezanos repiten un año y otro. Hablamos especialmente del capítulo del baile. Podría entrar en la órbita del favoritismo pero también pudiera serlo por los méritos contraídos de estos intérpretes. Es una cuestión en la que no voy a entrar; solo me remito al número de participaciones. Todas y todos son artistas admirados y respetados pero lo cierto es que su presencia es considerablemente mayor que la del resto. Estos aparecen de forma esporádica, como Manuela Carpio por poner un ejemplo, o lo hacen en escenarios menores lo que se traduciría en una especie de agravio comparativo. Por supuesto, no todos los que actúan este año deben darse por aludidos, me consta que hay artistas que llevan varios años sin estar.
Tampoco faltan las producciones de Paco López, a la sazón creador de la cita, que desde sus inicios es un fijo en el programa. Si hay alguien que lo merece es él; pero ya comienza a sonar como si fuera una renta vitalicia. Sus aportaciones siempre me han parecido geniales y méritos los acumula sobrados… Mas ¿otros proyectos parten con la misma ventaja de ser incluidos en la programación?… Este año al menos, nos vamos a librar del “embajador” japonés y una compañía, la suya, que baila en Villamarta por Kojima…
Una mayor rotación en el cante y la guitarra pero con algunos vacíos cuestionables
En el aspecto del cante y la guitarra es oportuno y de agradecer que Isamay Benavente y los suyos abran la ventana a artistas de otras zonas. Supone una gran riqueza, sin duda. No obstante, hay maestros jerezanos que debieran tener mayor presencia como Paco Cepero o Gerardo Núñez y cantaores que a lo sumo, salvo algunas excepciones en esporádicas ediciones, siempre van de invitados tales los casos de Luis el Zambo, Juana la del Pipa o Luis Moneo. Sin mentar la prolongada ausencia de intérpretes como Capullo de Jerez, Pepe de la Joaquina, Manolo Simón (con dos docenas de discos a la espalda) o José Méndez que un sitio al menos debían tener. Luego, se nos van maestros como Lorenzo Gálvez Ripoll y a algunos les da por soltar lágrimas de cocodrilo cuando lo tenían más que olvidado. Es difícil que la hipocresía alcance tales dimensiones.
De todos modos, celebremos que el Festival de Jerez va a cumplir 25 años. Esa es la buena noticia y lo decimos desde Los Caminos del Cante, un espacio que “llevaba” 24 ediciones presente, a pie de escenario, exportando su sonido al mundo sin faltar a una cita… Se dice que este es el Festival de Jerez de los abrazos; los que parece que se pegan algunos, con todas las garantías sanitarias, en los alrededores de las plazas Peones y Romero Martínez de la ciudad…
José María Castaño @Caminosdelcante