Unas de las más plausibles iniciativas culturales en el ámbito flamenco de los últimos lustros ha sido la colección de discos «Flamenco y Universidad». Dirigida por el amigo y paisano Rafael Infante, se anuncia para una próxima entrega un álbum dedicado a Juan Talega.
Por otra parte, sabemos que también se prepara otro disco en homenaje al guitarrista Pedro Carrasco «Niño Jero», dentro de la misma y exitosa colección. Esperamos ansiosos sendas publicaciones, con la esperanza que en el caso de Juan Talega dispongamos de material inédito ya que sería una gran dicha para todos los aficionados. Su publicación sería el volumen 66 de la colección dirigida por Rafael Infante.
Así que, mientras llega este imprescindible material de uno de los pilares del cante, y desde nuestra sección para el estudio reponemos este recurso didáctico de una de las siguiriyas de Juan Talega.
Juan Talega, oráculo de autenticidad cantaora
Con Juan Talega tenemos la sensación de adentrarnos en un pozo tan profundo como oscuro. Una voz ancestral, por primigenia, que bien puede llevarnos a la verdad sin paliativos de la jondura. Además, aunaba como muy pocos en la historia de nuestro género, vivencia y conocimiento.
La discografía oficial de Juan Fernández Vargas “Talega” (Dos Hermanas, 12 de diciembre de 1891 – 31 de julio de 1971) no es lo abundante que nos gustaría a los aficionados pero sí es muy significativa. Aunque es cierto que hay mucho material inédito. Sea como fuere, podemos aproximarnos a su unánime consideración de piedra angular en esto del cante. En este extremo hay que agradecer y mucho la labor de Antonio Mairena para que el veterano cantaor dejara estos registros en vinilo.
Estudio de la siguiriya de Paco la Luz en Juan Talega
De entre las grabaciones que disponemos por siguiriyas de Juan Talega nos detenemos, en esta sección para el estudio, en su versión del cante de Paco La Luz. Una de estas versiones la encontramos en la grabación para el Archivo de Vergara de 1962 (se editó en 1968) con la guitarra de Eduardo el de La Malena. La producción de esta magna obra estuvo a cargo de José Manuel Caballero Bonald.
Disponemos del registro en YouTube, gracias a Sony Music Entertainment (canal Juan Talega):
Eduardo de la Malena, a la guitarra, templa de inicio al cantaor que abre esa gruta insondable que es su eco. Los ayes de inicio están llenos de pesadumbre, como sombríos. No estamos ante un cantaor agresivo pero si contundente. Para el estudio de los cantes de Paco La Luz su primer cuerpo de siguiriyas podría decirse que es un catón.
Pues, en “Sintiendo estaban ya la piedras” (con los dos ayes de inicio característicos) entra de lleno y sin concesiones a aquello que la tradición oral atribuye a Paco La Luz. Un patrón de siguiriyas muy difundido entre los intérpretes de Alcalá y Utrera, como el propio Juan o El Perrate (quien por cierto dejó auténticas joyas en este estilo).
Con respecto a otras modalidades jerezanas no presenta tercios muy cortos, más bien alargados. De hecho, cuando se acortan y hablan un poco más nos deriva a la siguiriya atribuida a Tío José de Paula quien parece se basó en la anterior.
Es interesante el comentario que nos regalan Luis y Ramón Soler en su imprescindible libro “Antonio Mairena en el Mundo de la Siguiriya y la Soleá” (editado por la Fundación Antonio Mairena y La Junta de Andalucía en 1992) cuando afirman “que la siguiriya de Paco La Luz estaría en un estadio intermedio de la atribuida a El Viejo de la Isla y el de Tío José de Paula”.
Siguiendo la versión de Juan Talega observamos que no hay ninguna concesión a la galería; es un cante sin adornos, ni aditivos y dotado con mucho rajo en el que su eco se muestra sobrio y solemne. Me vais a permitir un símil pero su forma pausada de encarar los tercios siempre me recordó al movimiento de un mastodonte, de la jondura claro. Pasos lentos pero con un peso descomunal de los que dejan huellas profundas al pisar.
Los tercios muy ligados dejan apreciar esa caída característica en lo adeudado a Paco La Luz. Hay un ligero ascenso en “sintiendo ya” (que los Soler ven como cierto parecido al estilo del Loco Mateo donde Talega era superior) para luego en “las pieras ay” esa caía que decimos buscando los bajos que luce en “las fatigas mías”. Esa caída singular del estilo se repite luego en “de noche”. Junto a ello destaca como acelera un poco el tramo final dando aún más enjundia. Como decían los viejos de Jerez (en palabras de Antonio El Platero) buscando los tercios “arremolcados”.
La siguiriya se completa con otras dos variantes que por su ubicación geográfica estudiaremos en su momento oportuno. Dado que “Y el corazón lo tengo” nos llevaría a Triana con Manuel Cagancho como protagonista y “Mi hermana Alejandra” al cante de Los Puertos en lo que se ha adjudicado – de nuevo decimos que de forma nunca pacífica – a El Fillo.
Acudir a Juan Talega y su pleno decir gitano es ir a las fuentes más verdaderas de la jondura ya que también fue un digno depositario del caudal cantaor de su amplia y auténtica ralea cantaora.
José María Castaño @Caminosdelcante
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